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Rumia: una avalancha de pensamientos

  • Foto del escritor: Alexa Perez Salazar
    Alexa Perez Salazar
  • 2 sept
  • 2 Min. de lectura

¿Alguna vez te ha pasado que no puedes dejar de darle vueltas a lo mismo una y otra vez? Tal vez recuerdes una conversación y repites en tu cabeza lo que dijiste, lo que debiste decir o lo que el otro pensó. O te enganchas con un error y pasas horas imaginando consecuencias. A eso se le llama rumia.


La rumia es un proceso mental en el que la persona queda atrapada en pensamientos repetitivos, la mayoría de las veces sobre errores, preocupaciones, incertidumbres, inseguridades o situaciones que generan malestar. No es lo mismo reflexionar o analizar un problema para buscar soluciones, porque en la rumia no se llega a ninguna conclusión: el pensamiento da vueltas en círculo, sin avanzar.


Es un proceso que simplemente parece inofensivo pues tan solo es “pensar”, sin embargo, realmente es un lobo disfrazado de oveja ya que, si bien lo hacemos con la esperanza de sentir alivio, de entender lo que pasó o de “prepararnos” para el futuro, el resultado suele ser lo contrario:


  • Ansiedad creciente.

  • Cansancio mental.

  • Dificultad para concentrarse en lo que está pasando en el presente y por ende sentir que estás en automático.

  • Sensación de estar atrapado en la propia cabeza.


Muchas personas describen la rumia como “un ruido de fondo” que nunca se apaga, o como una espiral que arrastra cada vez más hacia abajo.

Y esas solo son consecuencias a corto plazo ya que, al dejarse llevar por la rumia, el malestar emocional no disminuye, sino que aumenta. Pensar en exceso sobre lo mismo refuerza la ansiedad, alimenta la tristeza y debilita la confianza en uno mismo. Además, roba energía y tiempo que podrían usarse en vivir el presente o en buscar soluciones reales.


A largo plazo, la rumia se asocia con mayor riesgo de depresión, ansiedad crónica y problemas para dormir y lo más importante: no solo afecta la mente, también impacta en la calidad de vida, las relaciones y la sensación de bienestar diario.


La rumia puede sentirse como un ciclo sin salida, pero no tienes que enfrentarlo solo. En terapia podemos trabajar juntos para que aprendas a soltar esos pensamientos repetitivos y recuperar tu tranquilidad. Si sientes que es momento de hacerlo, te invito a iniciar tu proceso.


Psic. Paulina Mariscal


 
 
 

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