Más allá de las etiquetas y la importancia de recuperar la libertad de sólo ser
- Alexa Perez Salazar
- 7 nov
- 2 Min. de lectura
Desde pequeños, aprendemos a definirnos y a definir a los demás con palabras: “el responsable”, “la callada”, “el fuerte”, “la sensible”, “el inquieto”. Las etiquetas sociales parecen ayudarnos a entender el mundo, pero también pueden volverse una forma sutil de limitación. Lo que comienza como una descripción termina muchas veces, siendo una prisión (sin darnos cuenta).
Las etiquetas simplifican lo complejo: nos dicen quién “deberíamos” ser y cómo “deberíamos” comportarnos. Pero detrás de cada persona hay una historia, emociones, contradicciones y matices que no caben en una sola palabra. Cuando nos aferramos demasiado a las etiquetas, propias o ajenas, dejamos poco espacio para el cambio, el error y el crecimiento.
De pronto, las etiquetas influyen en nuestra identidad y en nuestra conducta. Si alguien ha sido visto siempre como “el fuerte”, puede sentir que no tiene derecho a mostrarse vulnerable. Si alguien ha sido llamada “la conflictiva”, tal vez empiece a evitar expresar sus necesidades por miedo a confirmar esa imagen. Así, las etiquetas moldean no sólo cómo los demás nos perciben, sino también cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Liberarse de ellas no significa negar lo que somos, sino reconocer que somos más amplios que cualquier definición. Es permitirnos cambiar de opinión, de intereses, de formas de sentir. Es darnos permiso de no encajar siempre, de sorprendernos. Tal vez la verdadera autenticidad no consiste en buscar una nueva etiqueta, sino en aprender a vivir sin necesidad de una. A mirar con curiosidad, tanto a nosotros mismos como a los demás, sin imponer nombres que limiten la experiencia.
Porque, al final, no somos lo que los otros dicen que somos, ni siquiera lo que creímos ser por tanto tiempo. Somos seres en constante movimiento, y sólo cuando dejamos espacio para esa transformación, empezamos a vivir con más libertad y menos juicio.
Psic. Katya Margarita Ruiz Villalobos
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