La importancia del ocio
- Alexa Perez Salazar
- 2 oct
- 2 Min. de lectura
¿Alguna vez te has sentido culpable por simplemente “no hacer nada”? Tal vez estás en el sofá, viendo memes o escuchando música, y piensas: “debería estar trabajando, estudiando, haciendo ejercicio…”. Tranquilo, respirar y descansar no es pecado, y de hecho, es mucho más importante de lo que creemos.
El ocio no es perder el tiempo. Es un espacio donde nuestro cerebro y nuestras emociones pueden relajarse, reorganizarse y recargarse. Imagina que tu mente es como un celular: si siempre está al 100% de uso, con mil apps abiertas y notificaciones por todos lados, eventualmente se sobrecalienta y empieza a funcionar lento. El ocio es ese momento para ponerlo en modo ahorro y recargar batería.
Pero ojo: no se trata de escapar de responsabilidades. Se trata de hacer algo que disfrutes, aunque parezca “inútil” para los demás, como:
Leer un libro solo porque te gusta, no porque tengas que estudiar.
Cocinar mientras pones tu playlist favorita y bailas un poco, aunque la receta sea sencilla.
Salir a caminar sin rumbo, observar el entorno y dejar que tu mente vague un rato.
Tomar un café en silencio, simplemente dejando que los pensamientos fluyan sin juzgarlos.
Estas actividades, aunque simples, tienen un efecto poderoso: nos ayudan a regular emociones, a sentirnos más conectados con lo que valoramos y a prevenir que el estrés o el cansancio nos consuman. Sí, incluso algo tan aparentemente tonto como mirar nubes o escuchar los pájaros puede ayudarte a recargar energías y ganar claridad mental.
El ocio también nos recuerda que no todo en la vida tiene que ser esfuerzo y productividad. Hay momentos en los que simplemente estar presente, disfrutar o descansar es suficiente. Y no solo eso: cuando volvemos a nuestras tareas, estamos más claros, creativos y motivados. Es como tomar un respiro profundo antes de saltar a la piscina: parece simple, pero marca la diferencia.
Además, el ocio nos permite conectarnos con nosotros mismos. Nos da espacio para explorar intereses, probar actividades nuevas o simplemente observar cómo nos sentimos. Esa conexión nos ayuda a tomar decisiones más alineadas con lo que realmente queremos, en lugar de reaccionar constantemente a exigencias externas.
Está bien detenernos, respirar y disfrutar, aunque el mundo siga girando y la lista de pendientes siga ahí.
Así que la próxima vez que te veas pensando “debería estar haciendo algo útil”, recuerda: el ocio no es un lujo, es un aliado silencioso de tu bienestar.
Psic. Cindy Navarrete
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