La culpa al descansar
- Alexa Perez Salazar
- 12 nov
- 1 Min. de lectura
Vivimos en una sociedad que aplaude la productividad, el esfuerzo constante y los logros. La culpa por descansar no aparece porque estemos haciendo algo malo, sino porque puede haber creencias arraigadas tales como:
“Si no estoy haciendo nada, estoy desperdiciando el día.”
“Tengo que ser productiva todo el tiempo.”
“Los demás están avanzando y yo no.”
Estas ideas nos llevan a vivir en un estado de exigencia constante, donde parar se siente como una amenaza al sentido de valía personal.
Aunque parezca contradictorio, descansar es lo que nos permite recargar energía, regular nuestras emociones y estar en contacto pleno con actividades relajantes que benefician a largo plazo el que podamos hacer otro tipo de actividades más demandantes.
Considera los siguientes beneficios:
Mejora la concentración y el estado de ánimo.
Disminuye el estrés y la irritabilidad.
Previene el burnout.
Permite reconectar contigo y con tus necesidades.
Aprende a parar sin culpa
Reconciliarte con el descanso implica desafiar la idea de que tu valor depende de lo que produces. Algunas formas de empezar:
Redefine el descanso: no es solo dormir o no hacer nada, también puede ser desconectarte del ruido, leer, caminar, respirar o simplemente no planear.
Observa tus pensamientos: cuando aparezca la culpa, pregúntate, ¿qué estoy intentando demostrar al no descansar? y redirecciona la culpa ¿está realmente justificada?
Celebra los momentos de calma: descansar no te hace menos comprometida, te hace más humana.
Psic. Edith Ortega
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