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Ghosting: presencia ausente

  • Foto del escritor: Alexa Perez Salazar
    Alexa Perez Salazar
  • 11 ago
  • 3 Min. de lectura

¿Te ha pasado que conoces a alguien, después de varias salidas todo parece ir bien y sin previo aviso ni explicación, la persona desaparece? 


Ya sea de forma repentina, en la que no vuelves a recibir mensajes, ni llamadas, pasan los días o incluso semanas y no vuelves a saber sobre la otra persona. O incluso notas que va desapareciendo de una manera más pasiva, en la que de manera indirecta empiezas a perder el interés porque la otra persona responde de forma paulatina, limita el contacto y evade tus planes y tú te quedas sin saber por qué. 


No vuelve a escribir, no llama, pasan días o incluso semanas sin saber nada. Mientras tanto,  no dejas de pensar en lo que pasó, repasando cada encuentro, cada conversación, tratando de entender qué pudo haber salido mal. 


¿Dije algo inapropiado? ¿Es mi culpa que se haya ido? ¡Una explicación por favor! 


Este tipo de experiencia es un ejemplo claro de ghosting, una conducta que se ha vuelto cada vez más común en las relaciones actuales. 


En primer lugar, hay dos protagonistas cuando esto ocurre: el que toma la decisión de dejar de responder y desaparecer y el que se queda esperando el contacto que nunca llega. Sin ofrecer explicaciones y de un día para otro todo termina. 


¿Por qué se elige desaparecer en lugar de comunicarlo de manera clara y asertiva? 


Esta forma habitual se vuelve muy accesible porque es tan sencillo como archivar conversaciones, bloquear, evitar responder desde la palma de nuestra mano. También puede ser por falta de interés, falta de habilidades sociales y no saber cómo confrontar la situación, se busca evitar conflictos o conversaciones incómodas, entre otras… 


A corto plazo pareciera que es más sencillo, sin embargo, el que tú lo hagas o incluso que lo hayas recibido sí conlleva ciertas consecuencias por lo que no es una opción viable a largo plazo. 


Puede que ya no estés con la persona pero siguen presentes las dudas, su impacto y recuerdos, por lo que puede ser doloroso


  • Crea dudas, escenarios hipotéticos y hiere al otro. 

  • Perpetua una falta de desarrollo de la capacidad de comunicar asertivamente lo que sientes y tus necesidades.

  • Desarrolla patrones evitativos, ¿te ha servido esta estrategia para conectar sanamente?

  • Es un límite difuso, no es claro para la otra persona qué es lo que quieres y se guiará por diferentes aspectos del contexto en el que se construyó el vínculo. 

  • La persona que no recibe explicaciones, queda con dudas y suele generar sentimiento de culpa y desesperanza.


Esto te puede ayudar para construir una alternativa más asertiva 


  • Empieza identificando qué es lo que sientes

  • Reconocer por qué no te gustaría continuar y prefieres desconectar.  

  • Reconoce cuáles son tus prioridades y necesidades en el momento. 

  • Qué tipo de vínculo estás buscando, ¿están en la misma página? 

  • Valida tus motivos por no querer seguir platicando con esa persona

  • No tienes porque dar tantas vueltas ni dar mil explicaciones a la persona, se vale cambiar de opinión.  


Algunas ventajas de comunicar asertivamente podrían ser: 


  • Muestras respecto al vínculo creado con esa persona

  • Entender que no te haces cargo de las emociones de otros, pero que comunicarlo de manera asertiva le permite al otro a aceptar la situación, lidiar con el rechazo, etc. 

  • Es una gran manera de practicar poner límites, ante ti y hacia las relaciones que quieres construir. 



Psic. Edith Ortega


 
 
 

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