¿Estoy enojada o solo no he desayunado?
- Alexa Perez Salazar
- 13 oct
- 1 Min. de lectura
A veces creemos que estamos “mal emocionalmente” cuando, en realidad, nuestro cuerpo está pidiendo auxilio. Notamos que nos cuesta más tener paciencia, que reaccionamos con enojo, que todo nos afecta, que lloramos con facilidad. Pero si nos detenemos a revisar los últimos días, suele aparecer un patrón: he dormido mal, llevo días sin comer bien, no me he movido, y ni hablar de descansar o respirar con calma.
No somos solo mente o solo cuerpo. Ambos están profundamente conectados. Cuando nuestro cuerpo no recibe lo que necesita: sueño, alimento, movimiento, agua, descanso, también se altera nuestra capacidad para manejar emociones y responder con claridad ante los retos diarios.
La falta de sueño reduce la tolerancia a la frustración, y una alimentación inadecuada puede afectar el estado de ánimo y la concentración. Cuando ignoramos estas necesidades básicas, le pedimos a nuestro cerebro que funcione sin recursos, como si intentáramos conducir un coche sin gasolina.
Cuidar la salud no es solo una cuestión física; es un acto de autocuidado emocional. Dormir, comer bien, moverte, darte pausas y respirar con calma no son lujos, son necesidades. Y cuando empezamos a tratarlas como tal, algo cambia: recuperamos energía, claridad y hasta la capacidad de disfrutar los pequeños momentos del día.
Así que la próxima vez que te sientas emocionalmente agotado o irritado, antes de culparte, pregúntate: ¿he descansado?, ¿he comido bien?, ¿he salido a caminar?, ¿he tomado agua? A veces, el primer paso para sanar emocionalmente es simplemente escuchar al cuerpo.
Psic. Cindy Navarrete
Comentarios