El dolor demanda ser sentido

El dolor es algo inevitable en la vida, algo inherente de lo cual no podemos escapar, incluso si quisiéramos, y esa es la paradoja, entre más evitamos, aunque en primera instancia no parezca… en el fondo más sufrimos. Y es que el dolor no desaparece por evitación, el dolor demanda ser sentido, atendido y acogido. A veces se requiere confrontarlo, a veces sólo escucharlo y vivirlo, pero en cualquier ocasión requerirá sentirse y atenderse, no puede ser simplemente negado o evitado, porque aquello que evitas, lo vas arrastrando. 

El dolor es una experiencia que viene con un paquete de emociones, en el dolor puedo vivir enojo, tristeza, decepción, culpa, frustración o impotencia. Por esa razón es importante darle voz, escucharlo e identificar qué emociones trae este dolor y cómo puedo atender a cada una de esas emociones, ya que toda emoción tiene una función, por lo tanto, hay algo que necesitamos detrás de eso que sentimos. 

Una de las experiencias de dolor más significativas en la vida del ser humano es la pérdida, y de esta pérdida nace el duelo.

No todo el dolor es duelo, pero todo duelo conlleva dolor.

El duelo es un proceso en el cual la persona asimila, niega o acepta una pérdida, también puede ser entendido como un proceso en el cual la persona “acomoda” su vida y su estructura mental a la idea de no tener aquello que antes tenía. 

Este proceso no es algo lineal y tampoco tiene tiempo específico, ya que existen pérdidas que conllevan movimientos y esfuerzos muy grandes, sin duda hay pérdidas que requieren un cambio de vida casi por completo y esto no necesariamente es algo malo, pero si algo difícil, algo que inevitablemente duele, ya que se tenía un apego o un cariño muy grande a eso que se perdió. Y este cambio, todos estos movimientos y esfuerzos duelen, pero si ese dolor es negado o evitado, se va arrastrando y en experiencias futuras que sean similares, pueden volver a surgir todos estos sentimientos y con más fuerza, ya que aquello que no es permitido presentarse en el momento adecuado, puede encontrar la manera de volverse a presentar. 

Como cualquier dolencia física, el dolor emocional requiere un espacio para ser atendido y sanar, ya que si es ignorado puede llevar a consecuencias más grandes en el futuro. 

Psic. Emma S. Urtiz