Burnout. Cuando todo pesa

¿Alguna vez te has sentido como si todo te costara el doble? ¿Como si tu mente estuviera corriendo un maratón sin descanso, mientras tu cuerpo solo quiere parar y dormir?

El agotamiento no siempre se nota de inmediato, a veces se disfraza de cansancio común, de múltiples, “tengo mucho trabajo”, o constantes, “ya se me pasará”. Sin embargo, con el tiempo esto incrementa y nuestro rendimiento disminuye. Quizá tu contexto y tu mente te digan, “no es para tanto, sólo estás cansado”, o “estoy fallando, ya no puedo más”. 

Pero necesitas saber una cosa: el burnout no es una señal de debilidad, sino de haber sido fuerte demasiado tiempo sin descanso. 

Y tampoco es flojera o desinterés. Es agotamiento emocional, mental y físico causado por un constante estrés debido a las altas exigencias que no paran.

Por eso es importante atenderlo y ser compasivos con nosotros mismos. Si sientes que estás bajo altos niveles de estrés y no logras parar, pregúntate: ¿Qué necesidades has estado ignorando? ¿Qué has dejado de lado por sostenerlo todo? Esto te ayudará a conectar con tus valores y recordar lo que realmente es importante para ti.

Recuerda que también es importante hacer pausas, no somos máquinas.  Haz pausas conscientes, no necesitas pausar todo el día o irte de vacaciones, tómate unos minutos al día entre actividades para respirar y observar tu entorno.

Cuida tus momentos de ocio y de descanso, hacer más no siempre es ser más eficiente. Permítete sentir y conectar con tus emociones sin juzgarlas, recuerda que lo que sientes no es señal de fracaso, es señal de vida. 

Por último, busca ayuda. El burnout se alimenta del aislamiento y buscar apoyo te puede ayudar a reconectar con las personas y fortalecer tus vínculos. Si es necesario contacta con un profesional que pueda ayudarte a recuperar el equilibrio y redirigir el rumbo. 

Vivir no se trata de resistir sino de reconectar, porque cuando el alma pesa, también merece un descanso.

Psic. Emma S. Urtiz